No comprendo cómo es posible coger tanto cariño a los niños. Estos de los que hablo eran checos, pequeños, gitanos y con discapacidad intelectual. Lo único que teníamos en común era el deporte y fue más que suficiente para disfrutar todos y cada uno de los momentos del fin de semana junto a ellos.
Se trataba de Special Olympics de República Checa de voleibol, donde los ganadores serían los futuros representantes del país. Acudí allí como voluntaria. Mi labor era realizar medidas antropométricas y test de habilidad para futuros estudios de la universidad. En los ratos libres veíamos sus partidos donde la principal regla era que no tenían que golpear el balón, sino atraparlo y posteriormente pasarlo al lado contrario de la red.
Gracias a hablar un poquito de checo, pude llevarme muy bien con los participantes. Era gracioso cuando los niños me elegían a mí la primera en su equipo de fútbol aún sabiendo que los demás chicos jugaban mejor que yo, que me dijesen que les gustaba mucho la ropa que llevaba o que uno de mi edad dijese en un salón ante cien personas que yo era muy guapa y que estaba enamorado de mí.
Este tipo de convivencias deportivas son muy importantes para ellos, tanto a nivel físico-psicológico como a nivel social. Además, pasaban un fin de semana en el que debían ser bastante independientes y esto les ayudaba a madurar. El lugar era precioso, rodeados de naturaleza, con ciervos y caballos cerca, un lago, casitas... Todo salió a la perfección.
Oh que recuerdos :) yo casi me voy en el bus también! Como con tan poco se puede ayudar a algunas personas...y se puede coger tantísimo cariño :)
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