Otra de mis funciones durante mis prácticas de la carrera fue la de conseguir que los alumnos del grado superior de deporte, del TAFAD, se pusiesen en la piel de aquellas personas con algún tipo de discapacidad principalmente la visual.
Para ello, además de jugar unos partidos de goalball realizaron un circuito por parejas. Lo realizaron dos veces: una sin visión (con antifaz) y otra con unas gafas de simulaban algún tipo de enfermedad (glaucoma, visión central, visión periférica, baja nitidez, etc.). Además, el acompañante aprendería a hacer de guía y trataría de decir el mínimo de palabras posible.
El circuito consistía en:
-Pasar por encima de una cuerda pegada al suelo manteniendo el equilibrio.
-Subir a dos bancos suecos y caminar por encima de ellos de un extremo a otro.
-Conducir y chutar un balón de fútbol sala con cascabeles en su interior, apuntando al guía que le haría la llamada a la voz.
-Realizar dos saques de voleibol con un balón con cascabeles.
-Realizar dos lanzamientos (rodando) con un balón propio de goalball, recibirlo y dejarlo de nuevo en el aro o colchoneta.
-Subir a las espalderas, bajarlas y subir a las siguientes. Así con cuatro de ellas.
-Realizar un circuito en zig-zag con conos mientras se bota con una mano un balón de baloncesto con cascabeles. Tirar 3 veces a canasta (el guía golpea continuamente el aro con una pica o mueve la cuerda que lleva a una campana junto al aro.
-Practicar la técnica guía para carreras de fondo (caminando y corriendo). Requiere coordinación de brazos y piernas con el guía.
-Saltar a la comba (cuerda con un nudo en el medio para que al golpear el suelo emita un mayor sonido que el habitual).
-Realizar un volteo hacia delante sobre una colchoneta. Localizar previamente ambos lados para orientarse en ella.
-Subir tres escalones, colocarse y dejarse caer sobre un quitamiedos.
Estos ejercicios parecen muy sencillos a simple vista. Sin embargo, en el momento en el que nos tapan los ojos, parece que el mundo se transforma, el tiempo se nos hace mucho más lento y no sabemos ni dónde estamos. A esta sensación nos vamos poco a poco acostumbrando y según coges más confianza contigo mismo tu habilidad motriz va mejorando también. En cambio, no todo el mundo logra acostumbrarse a ello en sólo una práctica. Por ello, me gustaría que todos fuésemos más empáticos y pensásemos por un momento en la dificultad añadida que puede suponer para personas con ceguera la práctica de actividad física el solamente percibir aquella información que podemos tocar o escuchar. Este circuito es muy recomendable para colegios e institutos donde haya algún deficiente visual entre sus alumnos.
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