De nuevo en República Checa tuvimos un examen bastante curioso. Consistía en desplazarse de una punta a otra de la ciudad (Olomouc).
Nos enseñaron las nociones básicas y normas de seguridad que debíamos conocer, realizamos un mapa en relieve de la ciudad y trazamos con líneas táctiles el recorrido que cada uno debía seguir. Al principio este reto nos parecía labor imposible, los alumnos trataban de quitarse el antifaz y problema resuelto, pero poco a poco fuimos tomando conciencia de que este simple acto no es posible para aquellas personas con real discapacidad visual.
Todos los días paseábamos cerca de infraestructuras adaptadas para este colectivo; sin embargo, hasta este día no logramos darnos cuenta: puntos de relieve en el suelo cerca de las vías del tren y carretera, líneas lisas que se dirigen justo hasta el botón del semáforo y al borde de la acera, sonidos distintos en la entrada y salida de la estación de tren, sonido en el semáforo en verde, sonido en las paradas del tranvía que indican la hora que es, la hora a la que pasa el próximo tranvía y la dirección de éste, etc.
Aprendimos a subir y bajar escaleras normales y mecánicas, a subir al tren, a cruzar la calle... A partir de entonces, nos dimos cuenta de que no tener visión es una dificultad añadida, pero nunca más diríamos la frase que tantas veces he escuchado y que tanta rabia me da: "lo peor que podría pasarme es quedarme ciego". Eso no es verdad, verías las cosas de otra forma; tocándolas, oyéndolas, intuyéndolas, pero poseemos cinco sentidos, ¿no seríais capaces de valeros de los otros cuatro sentidos? Por supuesto que sí.
Pienso que Olomouc estaba muy bien adaptada para personas con esta discapacidad. Ver las cosas de otra forma..una gran verdad.
ResponderEliminarAnte las adversidades es cuando hay que resaltar todas las cualidades para intentar superar una discapacidad.... y así es la vida.
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